Paul Valéry (1871-1945) eligió el género del diálogo platónico para escribir, en 1924,áEl alma y la danza. Allí interroga la naturaleza del cuerpo en movimiento y presenta, en un lenguaje cercano a la poesía, el primero de varios elogios que dedicara en su carrera literaria al arte dancístico. Como complemento a esta pieza, se agregaáEl hombre y el caracol, una meditación de corte filosófico que abunda en referencias matemáticas, y se ocupa de la inventiva y el hacer humanos.