1952, Madrid. Gonzalo Izcoa, escritor que gracias a la literatura popular comenzaba a abrirse paso dentro de la gris atmósfera de la posguerra, es detenido e interrogado como principal sospechoso de un homicidio.
Cuarenta y tres años más tarde en la ciudad de Zamora, Martín, un profesor de historia, encuentra entre las páginas de un libro que pertenecía a su padre los restos ajados de lo que parecía una carta y en cuyo contenido figuraba un claro mensaje de socorro.
Entre las ruinas de un antiguo manicomio y un extraño ritual en mitad de la asfixiante atmósfera de una vieja buhardilla como fondo, un rosario de variopintos personajes irá tejiendo una historia llena de misterio donde aun puede quedar un espacio reservado para un amor capaz de traspasar las fronteras del tiempo.