Este relato pertenece a otro tiempo. Un tiempo real que existió y hoy parece extinguido, época de navegantes y descubridores de un mundo sin fronteras y sin límites, colmado de tierras vírgenes y de enigmas resueltos por imaginativas interpretaciones del pensamiento de dioses y monstruos, de ciudades esplendorosas como'Qart Hadast (Carthago), arrasada en su tiempo y sumida hoy en el olvido, o Gadir (Cádiz),Ono Baal (Huelva), Akra Leuké (en el levante español) y Rus Addir (Melilla), donde las huellas de sus antiguos pobladores asaltan nuestros pasos para recordarnos lo que un día fueron.
Manuel Ángel Frías Pérez (Melilla, 1965) es
pediatra de vocación y profesión. Deportista
impenitente, siempre mostró inquietudes artísticas, especialmente por la pintura, siendo
alumno, durante su infancia y adolescencia, de
la Escuela Municipal de Arte de Melilla, dirigida
entonces por Eduardo Morillas. Fruto de su
mano son muchas imágenes que ilustran hoy
diversos textos médicos. Además, siempre fue
un gran apasionado a la literatura, siendo autor
de poemas y relatos cuyo contenido va desde la
ciencia-ficción (viajes en el tiempo, universos
paralelos, ciclos de repetición de sucesos o la era
pos humana) al suspense, la problemática
social, las aventuras, o la prehistoria. En todos
ellos se refleja su preocupación por el planeta
que habitamos y la búsqueda de la verdadera
esencia del ser, explorando territorios intangibles del alma y la conexión entre todos los seres vivos, pero sin dejar de experimentar en cada
uno el auténtico disfrute de'imaginar y relatar
historias. Tras estos escarceos, decidió cumplir
su sueño de escribir una novela en la que confluyera la fuerza interior del ser humano con la
magia y el misterio del mundo natural, volcando
en ella sus conocimientos en historia y, en especial, la de la tierra que lo vio nacer. El resultado
es esta «novela histórica» que gira alrededor de
un pueblo que le apasiona: el fenicio. No en
vano, las huellas arqueológicas de esta civilización han sido y siguen siendo numerosas en
Melilla, la ciudad que ellos llamaron Rus Addir.