En muchas de las disputas que generan los llamados nacionalismos periféricos se olvida el relieve que corresponde a un discurso nacionalista, el español, cuya existencia muchos se empeñan en negar. Sobran las razones, sin embargo, para prestar atención -así lo hace este libro- a un nacionalismo de Estado cuyas actitudes, históricas y presentes, merecen un enjuiciamiento crítico.