Carmelo Rufo, de Nerva, propietario del Restaurante Época ubicado en Riotinto, ha recogido en un entrañable libro Nunca faltaron flores las historias que le contaba su bisabuela. Julia Rufo. Así se llamaba esta mujer que arriesgaba su vida en la Guerra Civil para ayudar a la gente, a su gente.
Rufo, con los recuerdos de su bisabuela, ha hilado una historia emocionante, bonita, muy libre, que llena al lector y lo envuelve en los humos de la Cuenca Minera, en la fusilería de los días de plomo y fuego.
Julia Rufo, la protagonista del libro, de la historia de vida, que es lo que es el texto, una historia de vida, trepidante, incansable fue una mujer anónima. Valiente, muy valiente. Se acercaba al cementerio de Nerva después de las ejecuciones sumarias para comprobar si había alguien con vida. Tantas cosas se contaban que ella, atrevida, solidaria no se lo pensaba. Luego, en plena dictadura llevaba flores al lugar donde las tropas fascistas fusilaron a cientos de mineros y vecinos de la Cuenca, en el sendero del cementerio de Nerva.