Zurich, 1916.
En plena guerra mundial, las oscuras callejuelas y ruidosos tugurios de esta
ciudad suiza acogen a una nutrida flota de refugiados políticos, agentes
secretos, jóvenes objetores renuentes a marchar al frente, artistas, literatos
y poetas exiliados. Entre todos ellos, un grupo de amigos encabezados por el
rumano Tristan Tzara da a conocer el movimiento Dada en una serie de manifiestos. Su lugar de reunión es el mítico
cabaret Voltaire, en el número 1 de la Spielgasse, frente al domicilio de Lenin
y Krupskaia. Tzara, Arp y Shwitters, entre otros, juegan al ajedrez con el revolucionario
ruso por la tarde, y por la noche se entregan a la rebelión espiritual contra
una sociedad responsable de haber transformado Europa en una inmensa
carnicería.
Tal vez ningún
otro movimiento espiritual haya pretendido renovar el arte y la literatura desde
unos presupuestos tan radicales y subversivos como los que alientan en cada uno de estos siete manifiestos.