Luis Romero explicaba en su monografía sobre el artista, publicada en 1983, hizo caso a pie juntillas de la recomendación de su maestro Junyent de dibujar siempre y en todos los lugares y ocasiones. Aguilar Moré se formó retratando el amplio comedor de su casa, a sus amigos y familiares, a los personajes que poblaban a partes iguales su imaginación alimentada con cómics de la época, y las calles del Eixample, y, en particular, los escenarios musicales que en los años cuarenta animaban las, por otra parte oscuras, noches barcelonesas. A su primera exposición en 1924 en la Sala Rovira de Barcelona le han seguido una larga e ininterrumpida sucesión de exposiciones que le han convertido en un artista bien conocido en España, Francia, Italia y Bélgica. Pintor de la realidad cotidiana, donde mejor ha expresado sus dotes de dibujante ha sido en la captación del ritmo. Así lo atestiguan sus cientos, sino miles, de dibujos de flamenco, sardanas, ballet y, sobre todo, jazz, así como los diversos libros que ha publicado sobre estos temas.