GARCÍA CAMESELLE, MARÍA EUGENIA / AA.VV
¡Bienvenidos bajo el nivel del mar! Si ésta es su primera visita a la ciudad prepárese a recibir sorpresas agradables, porque es en la primera visita a esta hermosa y fascinante ciudad cuando se forman los recuerdos más entrañables.
Es difícil no dejarse seducir por los innumerables edificios elegantes del siglo XVII reflejados en los canales. Muchas ciudades tienen hermosos edificios, no todas saben qué hacer con ellos. Amsterdam los mima y los convierte en escenario de su vibrante y original estilo de vida, haciéndolos partícipes del pasado y del presente. Se puede sentir el eco de la historia, del arte y la cultura, después desmelenarse y seguir de marcha hasta el amanecer cuando todo vuelve a empezar otra vez.
Amsterdam es una ciudad de dos caras. Por una parte está la ciudad histórica, en particular el legado arquitectónico del siglo XVII, la Edad de Oro, que se puede ver y disfrutar al pasear por los canales. Existen miles de edificios protegidos de este periodo y si consigue evadirse de los aspectos de la vida moderna le resultará sencillo imaginarse a Rembrandt paseando por estas calles con su cuaderno de dibujo en la mano. Después está la ciudad moderna, famosa por su peculiar estilo de vida, para algunos demasiado tolerante y desenfadado. Es la historia de dos ciudades.