AA.VV
Adentrarse en la obra médica de Avenzoar (1091-1162), es sumergirse en la vida de Al-Andalus del siglo XII, porque además de tratar sobre la patología y la terapéutica de la época, constituye una autobiografía y un retrato de la sociedad andalusí del momento. Por los casos clínicos que describe en ella desfilan, con «nombre y apellidos», califas almorávides y almohades con sus familiares, altos funcionarios y militares, esposas y concubinas, esclavos y doncellas, etc., cada uno de ellos con sus dolencias del cuerpo y del alma, pero también con sus miserias y deseos inconfesables, en una corte llena de intrigas, conspiraciones y traiciones para eliminar al enemigo o conseguir el favor real. Sin quererlo, porque él solo quería ser un médico puro (un tabib), se vio envuelto en esa maraña de ambiciones que le hicieron caer desde médico de la corte a la prisión de Marraquech durante diez años, donde siguió ejerciendo, para luego ser nuevamente rehabilitado y llevar una existencia tranquila y provechosa en Sevilla, su ciudad natal. A pesar de todos los avatares vitales, Avenzoar, el miembro más brillante de una sa