Benditos esos lunes de café no es una novela más de mujeres sobre mujeres. Es literatura de altos vuelos. Y yo la celebro como se celebra un beso o un vaso de agua refrescante. Ni la menor idea tenemos los varones de lo que platican dos mujeres cuando las vemos bebiendo un café; y ni menos nos imaginamos lo que cruza por su mente y por su boca cuando en lugar de dos son tres, e inconcebible lo que tienen que decirse cuando a esas tres se suma una cuarta. Novela tan apasionante como divertida, BENDITOS ESOS LUNES DE CAFÉ da cuenta de esas mujeres, de las pasiones y tragedias que viven, del terreno minado por el que tienen que desplazarse en una suerte de cofradía. Sin animadversiones gratuitas contra el varón, sin feminismos fantoches, avanzan paso a paso, siempre solidarias, siempre fraternas, hacia el descubrimiento de sí mismas.