Hijo de la " nouvelle vague " , del marxismo y del psicoanálisis, pero también de Cocteau, de Renoir o de la poesía más temperamental y romántica, Bernardo Bertolucci supo procesar sus muchas influencias, asumir sus contradicciones y consolidar un estilo propio, convirtiéndose en uno de los grandes directores del panorama internacional y en uno de los indiscutibles estandartes del llamado cine de la modernidad. Antiguo exponente de una asombrosa precocidad fílmica que le llevó a rodar varios títulos de culto a lo largo de los años sesenta, el enorme impacto suscitado por " El último tango en París " popularizó su figura y facilitó su progresiva conversión en un cineasta internacional, en un camino que le llevaría desde la bella y monumental Novecento hasta la ambiciosa " El cielo protector " , pasando por la oscarizada " El último emperador " . En tiempos más recientes el autor ha retornado a un cine más estrictamente intimista, preservando la seducción de su persuasivo y elegante estilo visual y su proverbial capacidad para generar imágenes perdurables.