Seguro que alguna vez has tenido que hacer algún trámite con la Administración y tuviste que acudir a seis ventanillas diferentes, volver a casa dos veces a por papeles que te faltaban y trabaste amistad con el funcionario o funcionaria del registro de las veces que te tuvo que compulsar escritos. Lo típico. Pero no debería ser así, ¿verdad?
Cómo sobrevivir a la burrocracia viene a cubrir un hueco que las administraciones no han sabido explicar y propone una guía para enfrentarnos a todo tipo de trámites sin morir en el intento. Siempre desde el humor, el libro será una caja de herramientas y consejos prácticos para concienciar a los ciudadanos y las ciudadanas del poder que tienen en sus manos.
Lara Zurita lleva 15 años trabajando en el sector público y conoce de primera mano el calvario que suponen para muchos ciudadanos los trámites administrativos. Por eso ha decidido utilizar toda su experiencia para desarrollar esta guía. El lenguaje de andar por casa y los símiles empleados facilitan seguir las explicaciones sin tecnicismos, entre bromas. Además, la experiencia y las anécdotas de la autora ayuda a ejemplificar todo lo que se trata en el libro para que todo sea ameno y didáctico.
Este libro, pese a su pequeño tamaño, es ambicioso porque se enfrenta a dos retos: por un lado, explicar el por qué de cada problema que indigna a la ciudadanía y, por otro, dar para cada problema algunas herramientas prácticas mejorar la vida cotidiana de las personas.
Sobre la autora
Lara Zurita
Lara Zurita es de muchas partes. Nació en Granada, se crió en Córdoba, se curtió profesionalmente en Madrid y ahora mismo dirige un proyecto público en Lanzarote. Casi nada. Ha aprendido mucho de muchos sitios y eso le ha permitido tener una visión muy general.
Licenciada en Derecho y funcionaria de Administración Local con Habilitación de Carácter Nacional, ha desarrollado su carrera profesional en el ámbito de la Tesorería Municipal. La Administración Local es la más cercana al ciudadano y eso permite una recepción inmediata de las creencias e ideas arraigadas en los ciudadanos. Vivimos en un Estado social y eso conlleva un alto intervencionismo de lo público en la esfera privada que tendría que aparejar el consentimiento y conocimiento de los ciudadanos. Pero no es así.
Es una persona con un alto sentido de lo práctico y del valor del tiempo. Compagina su carrera como Directiva Pública con la de ser madre de familia numerosa. Sin embargo, no le impide apostar, convencida, por una transformación de la sociedad que no se limite a evitar obstáculos, sino que se mueva y los elimine para hacernos a todos la vida más fácil.