Hay decisiones o descubrimientos que uno hace de un segundo a otro, como por iluminación. Y eso fue lo que me pasó: para ella, yo era culpable de mentir y ya. Para mí, yo era inocente porque no sabía aún que ya no la quería ver. Como fuera, ambos seguiríamos siendo unos desolados y unos buscadores: la mujer seguiría buscando a uno que le dijera que sí a su propuesta de vivir con ella y que le cumpliera. Y yo seguiría buscando un resplandor.