A la muerte de Franco, a finales de 1975, recuperar la democracia era un sentimiento generalizado, excepto en reducidos pero consolidados y robustos círculos, residuos de la dictadura. La democracia debía conducir a la libertad y al progreso y se materializaba en la recuperación de los derechos ciudadanos, conculcados por el caduco régimen. La recuperación de las libertades, de los derechos ciudadanos, era compartida por todos los grupos democráticos. Excepto una: el de constituirse en comunidad autónoma, reconocido a ciertas regiones, era negado a Andalucía.