Días de perro supone una ruptura y un encuentro. Una ruptura en la trayectoria poética del autor, en busca de la belleza de lo sencillo, lejos de lo sublime de sus poemarios anteriores; se abre así una grieta en el imaginario de Ramón Crespo, provocando el encuentro ?quizá la necesidad? con espacios comunes y cotidianos, con lo pequeño y lo mundano.
El poeta deja ver cierto escepticismo: Levantar una carta que no conoces / y esconder el que eres / creyendo que así conseguirás algo, esa realidad que despoja al mundo de sus paraísos perdidos; pero el lector descubrirá que no todo es sombra, ni días de perro, que la mordedura de estos versos ?que bien merecieron el XI Premio de Poesía Vicente Núñez? nos dará fuerza para afrontar los días inciertos.