De las muchas cosas que este relato de Stevenson nos enseña, quizá la más importante es nuestra en muchas ocasiones increíble y loca necesidad de sólo oír lo que queremos escuchar. Por eso, el título elegido por el gran autor escocés muestra que la historia de una mentira sólo es posible si se cuenta con la disposición plena de quien ha de ser mentido. El quid, por otra parte, es poder aceptar la participación en el juego sin sentirse cómodamente una víctima.