Al considerar la Historia como una ciencia social se hace imprescindible que el investigador conozca los principios (epistemología), los métodos (metodología) y las representaciones (nuevas tecnologías aplicadas a la historia) del conocimiento científico en general y del conocimiento histórico en particular. La elaboración ex novo de conocimientos históricos o la modificación de los ya adquiridos -fin primordial de la investigación histórica- implica el dominio de unas técnicas de trabajo intelectual (historiológicas e informáticas), cuya puesta en práctica permite construir modelos interpretativos pero siempre contrastados y evitar los mitos ensayísticos o meramente descriptivos.