Toda la dilatada trayectoria lírica de Rosa Díaz está marcada por laautenticidad. Su lenguaje directo y desenfadado, su audacia verbal, su frescura expresiva y su vibración existencial son una constante quela identifican como una voz muy personal y diferenciada en el ámbitode la poesía de nuestro tiempo. Una voz alejada de losconvencionalismos temáticos y formales al uso y muy receptiva a lasinquietudes angulares de la condición humana que su decir poéticoproyecta elocuentemente con una vitalidad anímica y una tensióncreativa poco frecuentes. Estas son las claves que dan sentido a Lacélula infinita, un libro publicado en 1980 y ahora reeditado como una muestra de coherencia con su propia poética y de fidelidad a unalínea expresiva con la que la autora se sigue sintiendo plenamenteidentificada tras el paso de los años. Es una obra primera pero noprimeriza, el destilado de un sostenido ejercicio de creación que yaen su día fue sometido a una rigurosa poda liberadora de fácilesmimetismos para ofrecerse de nuevo en su versión más pura yautoexigente, más radicalmente veraz, como una sucesión deinterrogantes más q