Mi vida y mi libertad murieron hace diez años. Desde entonces, mis manos han conocido la sangre, el polvo y la ceniza. Todo por un reino que no es el mío. Por una mujer que no es mi madre. Ahora, este mundo de dragones y cristales, de fuertes y conquistadores, le pertenece a ella. Y yo no soy más que otro hombre aplastado bajo su yugo. Pero no soy un hombre cualq uiera. Soy la consecuencia de su tiranía, estoy forjado en el fuego de mis padres y la furia de mi juramento. Soy la venganza de los olvidados. En este mundo roto y consumido por la oscuridad, en la sombra alargada de su figura y el vacío de mi pecho, una pequeña ascua aún arde. Tenue. Hambrienta. Es la luz de la vida y la libertad que me arrebató.