Las industrias culturales juegan desde hace tiempo un papel central en las confrontaciones económicas y son un vector esencial de las estrategias de influencia. Concretamente el sector cinematográfico adelantó su entrada en la era de la geoeconomía constituyéndose desde los años veinte del siglo pasado en objeto de confrontación entre Estados Unidos y los países europeos, instalándose desde entonces en la vanguardia de la «guerra económica». Basten las palabras del director del Bureau de Comercio Exterior e Interior de Estados Unidos, Julius Klein,
pronunciadas en 1929 para certificar la importancia del asunto: «Ha sido probado incuestionablemente que nuestras películas, presentando a otros pueblos una idea de las comodidades y conveniencias de la vida americana, ayudan a vender otro tipo de innumerables productos americanos».
La investigación realizada en este trabajo aborda los orígenes, los
fundamentos, las motivaciones político-económicas subyacentes
e implicaciones del debate y del enfrentamiento de carácter
internacional que emerge a principios de los años ochenta del siglo
pasado en torno a la excepción cultural.