La periodista Hannah Vogel ha jurado no poner los pies en su Alemania natal mientras los nazis estén en el poder. Tres años atrás secuestró a su hijo adoptado, Anton, que estaba en poder del hombre que afirmaba ser su padre, Ernst Röhm, jefe de la célebre SA, los brutales «camisas pardas». Röhm todavía necesita a Anton para acallar los rumores que circulan sobre su homosexualidad y que podrían acabar con su carrera política.