Me llamo Toni Villalpando. Tengo 49 años y llevo toda mi puta vida buscando «la verdad». Qué es. Dónde está. A quién beneficia. A quién le importa que se sepa o se oculte. La verdad. Cada vez que creí tenerla en mi mano, se escurrió entre mis dedos. Esquiva, engañosa, multiforme. Ahora la he encontrado. Ahora sí. O puede que no, pero me vale.
Toni, periodista televisivo, es despedido tras emborracharse y provocar un escándalo en la fiesta del canal de televisión en el que trabaja. Pero eso le importa poco, al fin y al cabo, era el desenlace lógico a su descenso profesional desde la cumbre del prime time de los informativos al oscuro rincón de un programa de sucesos de bajo presupuesto en el que se encuentra hoy. Lo que de verdad le importa es la chica que conoce en la fiesta y que ahora se debate entre la vida y la muerte. ¿Quién es Míriam?
Para responder a esa pregunta, Toni se verá obligado a revisar todo su pasado en el periodismo televisivo. El cocinado y selección de las noticias para ofrecer una «verdad» más conveniente a intereses económicos y políticos, y el sutil manejo del mundo por parte de las agencias internacionales se entrelazan con el hallazgo de sentimientos y metas vitales que Toni no podía imaginar. La necesidad, de pronto trascendental y acuciante, de averiguar quién y por qué ha querido eliminar a Míriam le sumergirá en un viaje personal convertido en trama policiaca en el que tendrá que tirar de todos sus recursos periodísticos.
