La problemática que plantean los hijos menores de edad que puedan verse inmersos en una ideología de carácter sectario o de manipulación mental por parte de uno de los progenitores (o incluso de ambos) es un tema apasionante, sin duda, en el marco del derecho constitucional y de familia. Tanto el niño, cuando es de corta edad, como el menor aún no adulto son personas en desarrollo, cuya personalidad aún no está consolidada como tal, lo que justifica una pedagogía de la libertad, por lo que los límites deben ir referidos tanto a los medios informativos destinados a la infancia y juventud, como a concretar cuáles son los bienes jurídicos especialmente protegidos en el ámbito de a familia. Una de las situaciones más conflictivas que pueden producirse en la práctica en relación con esta cuestión viene referida al espinoso tema que se plantea cuando uno de los progenitores pertenece a un grupo de manipulación mental, coactivo ideológicamente y/o desde el punto de vista religioso. No es correcto, ni parece lo más apropiado, educar al hijo en un ambiente de estas características, por lo que se plantea, en la