Entre las ruinas humeantes de Gaza y las páginas amarillentas de los libros, un anciano espera. ¿A qué espera? Quizá a que alguien, por fin, se detenga a escuchar. Porque los libros que sostiene entre sus manos no son solo objetos: son fragmentos de una vida, destellos de una memoria, cicatrices de un pueblo. Cuando un joven fotógrafo francés enfoca su cámara hacia ese anciano rodeado de libros, ignora que está a punto de cruzar el espejo. «Detrás de cualquier mirada, ¿no hay una historia? La de una vida. La de todo un pueblo, a veces», murmura el librero. Así comienza la odisea palestina de un hombre que ha hecho de las palabras su refugio, su resistencia y su patria. Del éxodo a la prisión, del compromiso a la desilusión política, de los hijos que vemos crecer y vivir a las tragedias que nos arrebatan a quienes amamos, su voz nos guía por los laberintos más íntimos de la historia.