MELGUIZO, CAYETANO / ÁLVAREZ, ROMÁN
EL AUTOR DE LOS TEXTOS
Cayetano Melguizo Gómez, natural de Córdoba, donde nació en 1946, reside desde hace años en Cabanillas del Campo (Guadalajara). Es Licenciado en Derecho, Graduado Social y Máster en Prevención de Riesgos Laborales. Su carrera profesional la desarrolló, a lo largo de casi 40 años, en el campo de los recursos humanos, especialmente en formación y capacitación de personal y en seguridad e higiene laboral. Por tradición familiar y desde niño es aficionado taurino, tema sobre el que ha publicado algunas críticas y colaboraciones en diversos medios de ámbito local. Tiene escritos varios trabajos sobre historia y conceptos del toreo, siendo éste el primero que ve la luz.
EL AUTOR DE LAS ILUSTRACIONES
Román Álvarez Fidalgo, nació en México capital en 1964. Allí estudió la licenciatura de Diseño Gráfico, e inició su experiencia laboral a los 18 años en el periódico el Heraldo de México, haciendo caricaturas de carácter político. En el país azteca trabajó para agencias de publicidad y revistas, y en la confección de libros, realizando diferentes viñetas e ilustraciones de diversos contenidos: mitología, biología, filosofía, seguridad, deportes, etc., y retratos de personajes relacionados a los mismos. Ha sido profesor de Diseño Gráfico de la Universidad Iberoamericana en su país de nacimiento. Actualmente reside en Cabanillas del Campo dedicado a distintos proyectos y trabajos dentro del ámbito de la ilustración y el diseño.
CONTRAPORTADA
la intención de este libro no es descubrir los misterios o las esencias del arte de torear, ni resaltar sus verdades estéticas o sus bellezas, ni siquiera contar su historia desde un punto de vista académico o de investigación, ni tampoco entrar en la vida y milagros de quienes han sido o son sus protagonistas,
la intención de esta obra es analizar las diferencias entre épocas, trayectorias y evoluciones por las que ha pasado la tauromaquia en el siglo XX y lo que llevamos del XXI.
en el toreo, además de haber normas, valor, técnica y sabiduría, es imprescindible que esté presente la emoción, el miedo y el reconocimiento, y ni aun así lograremos rematar en su totalidad el concepto del toreo, porque por encima de todo, torear es un arte
tan etéreo y sublime que, además de ser temporal, como todas las artes escénicas e interpretativas, sus resultados no solo dependen de que el artista que lo interpreta sea mejor o peor y tenga o no un buen momento de inspiración, sino del comportamiento, condición y cualidades de un animal, de un animal que tiene capacidad para matar a quien se enfrente a él.