La motivación despierta un interés universal. Los padres quieren motivar a sus hijos, los docentes a sus alumnos, los jefes a los subordinados, las empresas a sus clientes, los políticos a los votantes, los vendedores a sus compradores, los sacerdotes a sus fieles, los amantes a sus amados o amadas. Y también queremos motivarnos a nosotros mismos, cada vez que tenemos que hacer algo, pero no tenemos ganas de hacerlo. Estamos pues en el dominio más universal y codiciado Frente a los que utilizan los mecanismos de la motivación para aprovecharse de nuestras limitaciones, en educación tenemos que emplearlos para construir nuestro bienestar.
?La educación consiste en hacer desear lo deseable?, dijo Platón. Y, en efecto, padres y docentes queremos que nuestros hijos y alumnos aprecien cosas y realicen actividades que son imprescindibles para su progreso, pero que a ellos no les interesan. ¿Cómo podemos conseguirlo? De eso trata este libro.