Macaco y Antón trabajan en un tren de mercancías. Son amigos. Pero no son amigos porque trabajen juntos. Son viejos amigos. El jefe de estación, que siempre habla retorciéndose las puntas de su gran bigote negro y tocando la campanilla del andén, les manda tareas muy difíciles, cada vez más difíciles. Y ellos a todo dicen que sí. Hasta que un día? ¡Tilín-tilón!