Angela Merkel está deprimida. Al escribir su autobiografía comprende que dejó problemas sin resolver y la convencen para que acuda a terapia de grupo. Sin embargo, tras la primera sesión su terapeuta, el doctor Fenstermacher, salta por los aires en una explosión en su casa flotante. Esto curiosamente mejora mucho el ánimo de Angela: por fin puede volver a investigar porque aunque el inspector habla de accidente, ella ve indicios de asesinato. Lo que sí que no se esperaba es que las sospechas recaigan sobre ella.