El sol observa envidioso a cuatro hermanos jugando en la tierra y decide separarlos. Ayudado por las nubes los convierte en tormenta, más tarde en océano y finalmente en semillas, que el viento esparcirá por el mundo. Lo que el sol no sabía era que no es tan sencillo como parece separar a unos hermanos, y que a veces ni las tormentas, ni el océano, ni el viento, pueden destruir el amor.