Nos gustan los domingos es un ensayo-manifiesto lleno de ironía en repuesta a los bien pensantes y a los apologistas exaltados del valor del trabajo (de los demás) refleja una sociedad desgraciadamente de plena actualidad. Después de Siete mujeres y Caminar hasta el anochecer, ambas publicadas en esta editorial, Lydie Salvayre ataca de nuevo al mundo mercantil con un elogio al arte de la pereza, ese arte sutil y vagabundo que, al abrir la puerta a lo inesperado y al pensamiento, podría cambiar el mundo al restablecer lo esencial: la plenitud y el bien de todos. Multiplicando las referencias artísticas, filosóficas y políticas (Nietzsche, Séneca, Proust y muchos otros), Lydie Salvayre toca una multitud de temas esenciales para incitarnos a volver a pensar «la organización del trabajo para una mejor repartición de las tareas y de los bienes». Brillante e hilarante, este breve texto de tres capítulos es, bajo su aire de boutade desenfrenada, un manifiesto en favor de una pereza que al final da lugar a una sabiduría que nos libera del espejismo del Dinero y nos deja por fin disfrutar de la verdadera felicidad d