En este ensayo sobre 'La vida airada en la Edad de Oro', el lector verテ。 retratos de pテュcaros y rufianes, alcahuetas y prostitutas, que bien pudieron ser semejantes a los reales, aunque la materia se tome de los textos literarios. Por ello, personajes al margen de la ley, delincuentes con su carga de miseria, crueldad y dolor, se convierten en figuras de un friso cテウmico, apasionante y muy divertido. Se mezclan, pues, en las pテ。ginas de este libro, lo licencioso, lo atrevido, lo erテウtico, lo escatolテウgico, lo mezquino y lo miserable; en suma, todo aquello de lo que no se habla en las crテウnicas de la historia. Pero, como dijo Terencio, el gran cテウmico latino, ツォnada humano me es ajenoツサ; y esta parcela de la realidad merece tambiテゥn un lugar en aquellas, sobre todo cuando es contada con la maestrテュa de nuestros grandes escritores. Ellos fueron los que situaron en el imaginario universal de los espaテアoles a los pテュcaros, y los que alzaron a prototipo humano a la Celestina. Si el lector tiene curiosidad por saber cテウmo lo lograron, abra las pテ。ginas de este libro; va a divertirse al mismo tiempo que aprende: se encontrarテ。 con prostitutas y pテュcaros, verテ。 a tahテコres en acciテウn, aprenderテ。 palabras de germanテュa, entrarテ。 en casas de alcahuetas, en mancebテュas, cテ。rceles y patios de Monipodio, se enterarテ。 de estafas y aprenderテ。 a distinguir a los rufianes.