A finales del siglo XV, Italia era un territorio fragmentado y convulso, dominado por poderosas familias y sometido a la injerencia de grandes potencias extranjeras. En este escenario de intrigas y luchas de poder, surge la figura de Niccolò Machiavelli, diplomático y pensador florentino cuya obra El Príncipe transformó para siempre la forma de entender la política. Escrito en el exilio y publicado póstumamente, El Príncipe ofrece un análisis lúcido y sin concesiones sobre la naturaleza del poder y los mecanismos para conquistarlo y conservarlo. Con un enfoque innovador y despojado de consideraciones morales, Maquiavelo plantea una política pragmática en la que la razón de Estado se impone a la ética tradicional.