La obra es una casa llena de niños con sobredosis de azúcar creando disturbios. El escritor, su madre. Cuando le llegó la llamada, no creía poder parir tantos hijos de una tacada tras nueve meses de embarazo. Se los imaginaba educados, con buen sueño y devotos de los deberes. No ha sido así. Cada uno de estos relatos ha cogido por banda a su creador. Él sabe cuál de sus hijos es el feo y cuál es el más resuelto, el que sin duda, sobrevivirá en la mente del lector. Quizá se equivoque. Por eso ha decidido lanzarlos al mundo. Que cada cual, valore y se regocije.
Esta colección de relatos se basa en una misma premisa: los personajes crean la historia, y no al revés. El autor solo trata de darle voz a cada uno de ellos, e ir tejiendo un entramado suficientemente explicativo de la pulsión que brota de cada alma. La imaginación desmedida, la compresión de la cuerda floja de la vida, la absurdez, la sentimentalidad y ciertas venganzas pendientes, pueden apreciarse en la sombra de cada relato.