Este primer tomo de radiaciones -título general que jünger dio a los diarios escritos entre 1939 y 1948- abarca
los años de 1939 hasta 1943. En estos años, el escritor, oficial del ejército
alemán, entomólogo y, sobre todo, infatigable observador de la naturaleza
humana, registra desde la singular cotidianidad de las primeras escaramuzas
bélicas hasta sus contactos con la intelectualidad parisina del momento; desde
sus lecturas y visitas a bibliotecas y museos a sus reveladoras impresiones
sobre escritores y artistas. Pero destacan en estos diarios su sombría
reflexión acerca del destino humano y el dolor de tantos inocentes, así como su
soterrado desprecio hacia los jerarcas nazis y la convicción de estar viviendo
unos tiempos abocados al nihilismo y la destrucción total.
Compuesto por tres partes, la primera, «Jardines y carreteras», describe el avance
alemán a través del territorio francés, y en ella habla, premonitoriamente,
de la supervivencia y de la necesidad de
conservar la lucidez y el equilibrio interior en medio de las catástrofes. En la segunda parte, «Primer diario de
París», casi enteramente dedicado a la Ocupación, nos revela la vida cotidiana
en un París agredido, que, sin embargo, sigue siendo alegre escenario de la
vida bohemia, artística y mundana, donde pululan conocidos personajes que no
vacilaron en codearse con el enemigo. El volumen se cierra con «Anotaciones del
Cáucaso», las observaciones de jünger
sobre el frente oriental, donde sólo algunas escenas le permiten entrever algún
rayo de luz en aquel infierno de tinieblas.