SAGAN, DORION / SCHNEIDER, ERIC D.
Las estructuras complejas -una
bacteria, un ser humano, una empresa comercial, el conjunto de una sociedad- no
sólo se reproducen, sino que, en general, tienden a mantener estables sus
sistemas y sus características más relevantes. Tal vez sea éste el rasgo más
definitorio de la vida. Pero la vida es también un flujo de energía y, por lo
tanto, está sometida a la segunda ley de la termodinámica, que postula que la
energía de los sistemas tiende a la homogeneización y al equilibrio de todas
las temperaturas y presiones. ¿Cómo se compagina esta tendencia del universo a
la muerte térmica con la proliferación y extensión de la vida?
Para Schneider y Sagan,
precisamente ese impulso hacia el equilibrio absoluto del que habla la
termodinámica se encuentra detrás de todos los fenómenos asociados con la vida,
sus orígenes y su complejidad: la evolución de las especies, el sexo, la
ecología e incluso la economía. La termodinámica de la vida tiene uno de sus
puntos de arranque en las intuiciones que el físico Erwin Schrödinger expusiera
en 1940 en su genial obra ¿Qué es la vida? (publicada por Tusquets Editores), y
como ésta, marcará un punto de inflexión en la comprensión de nuestro origen y
nuestro destino.