Ramón del Valle-Inclán descubre en el bululú ?auténtica restauración del mimo antiguo y cuyo significado de descomposición teatral y social no puede esconderse? tres elementos que, a su vez, son fundamentales en la morfología de sus esperpentos: que el bululú es un espíritu cultivado, que el bululú y sus criaturas no son del mismo barro humano, y que su diversión tiene una dignidad demiúrgica. Establecidas estas afirmaciones así por su propio creador, nos encontramos sobre la palma de la mano y fácilmente con qué cosa es el esperpento.