Bien pudo la pintura, muriendo este noble artista, morir ella también, pues cuando él cerró los ojos, aquélla quedó casi ciega.
Artículos relacionados
Otros libros del autor
Vista previa: VIDA DE RAFAEL
Utilizamos cookies propias y de terceros con fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Clica AQUÍ para más información. Puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón "Aceptar cookies" o configurarlas o rechazar su uso clicando "Denegar".