La violencia sexual como arma de guerra ha sido durante largo tiempo ignorada en la aproximación a los conflictos armados, aunque en las últimas décadas se ha logrado su incorporación a la agenda de paz y de la seguridad internacionales. Janie Leatherman analiza exhaustivamente en esta obra cómo se crean las condiciones que dan lugar a la violencia sexual en los conflictos armados, cuáles son sus consecuencias y las posibles respuestas frente a la misma. La autora examina cómo las estructuras de la economía política global están involucradas en la guerra y en los actos de violencia sexual que ésta entraña. Su principal argumento es que el sistema de dominación patriarcal y la visión compartida de la masculinidad hegemónica fomentan y mantienen dicha violencia. Su crítica se focaliza en las empresas globalizadas que obtienen beneficios de los países devastados por la guerra y, de ese modo, de las víctimas de violencia sexual. Propone asimismo estrategias de prevención y protección así como programas para dar apoyo a la rehabilitación de las y los sobrevivientes y sus comunidades.