En el rico panorama de la poesía escrita por autores nacidos en losnoventa, le faltaba al lector hispanohablante la oportunidad deconocer la poética personalísima de Maria Sevilla, una de lasrepresentantes más destacadas de la joven poesía catalana. Latraducción en este caso no traiciona. La cotraducción entre la propiapoeta y Caterina Riba, traductora y autora de libros de teoría ycrítica literaria, se revela como la fórmula perfecta. Entre ambasconsiguen mantener todo el ritmo, el vértigo y la violencia de losversos originales.