Por qué elegir este conocido y genial buril de Durero -Las Cuatro Brujas- como portada de un libro sobre España y Europa? Simplemente, porque su significado es tremendamente inquietante. Para muchos, el grabado de Durero no es más que una reproducción moderna del tema clásico de las Tres Gracias; sin embargo, la representación de la imagen del diablo, cuya figura asoma en la parte inferior izquierda del grabado, así como la aparición, en el suelo que pisan las supuestas ninfas, de varias calaveras y huesos humanos, nos abre la puerta hacia una segunda dimensión interpretativa, mucho más intrincada, de esta obra maestra del Renacimiento. El grabado de Durero podría ser, también, la representación de la Discordia, que de perpetuarse, conduciría al infierno, a cuya entrada estaría invitando el diablo. Europa quizá se acomoda mejor a esta segunda interpretación de la magnífica obra de Durero que a las representaciones tradicionales que de ella conocemos, excesivamente complacientes con el