Esta es mi casa comienza con un reloj dando las doce del mediodía, campanas llamando al Ángelus y una mesa de cocina rodeada de taburetes que invita a sentarnos y disfrutar de esta historia única, en el marco de la España rural, y en la que cualquier familia podría verse reflejada.
En su ópera prima, el dramaturgo nos acerca a María, una mujer que, tras la muerte de su marido, debe elegir entre abrirse a un nuevo comienzo con Manuel o seguir atada a una vida de renuncia, sacrificio y abnegación al servicio de sus hijos, Saúl y Abel. La llamada inesperada de Saúl, anunciando su visita, destapa viejas tensiones familiares y un enfrentamiento entre hermanos que llevaba tiempo enterrado, revelando heridas todavía abiertas y palabras nunca dichas.
A través de escenas cargadas de intimidad, la obra explora el duelo, la fragilidad de los vínculos y la fuerza del arrepentimiento como vía de sanación, mostrando cómo lo más doloroso puede ser un aprendizaje. Con un lenguaje cercano y un trasfondo profundamente humano, esta tragedia costumbrista nos lleva a cuestionarnos qué es lo que llamamos «casa» y a reconocer, en los lazos familiares, un espejo de nuestras propias contradicciones y del valor de las relaciones que tejemos a lo largo de nuestras vidas.