La
oración
es una comunión del ser humano con lo divino. En la oración
acallamos todas las voces que nos dicen que hay cosas que no son posibles
y abrimos un canal directo hacia nuestra fe. Cuando oramos, utilizamos
la voz de los seres humanos, pero nos unimos a la voz de nuestro corazón,
de nuestro espíritu, y eso es lo que hace que la oración
sea poderosa.